martes, setiembre 06, 2005

In Memorian

Papá, a veces las cosas no son los que parecen y a veces las fiestas familiares se parecen a los entierros y los entierros a las fiestas familiares. Tampoco ahora las cosas son lo que parecen, porque así veas caras tristes, estamos felices de haberte conocido, de haber sido tus hijos, tus nietos, tu esposa, tus amigos. Ninguno olvidará tu forma de ser padre, tus anécdotas, tus impresiones, tus triunfos ni tus errores.

Qué lejano y qué cerca está todo a la vez: aquellas tardes, el colegio, los exámenes que calificabas, tu cigarrillo encendido, la casa, tus amigos más una melodía en el tocadiscos Garrat.

Los recuerdos son engranas, cicatrices que la flecha del tiempo graba y nunca borra; son un extremo del pasado que vuelve desde lejos y en esa lejanía desparrama las impresiones en los límites del olvido. Pasan ante mi vista, en esos límites, estas palabras que dedico a mi padre, al hombre que vino de Ancash, al hombre estudiante, al hombre huérfano, al hombre padre, al hombre que perdió, al hombre que fue maestro y trabajador.

Sabiendo que ahora estás gozando de la paz eterna no nos preocuparemos más de tu bienestar; nos preocuparemos por nosotros, por tus hijos, tu esposa, tus nietos, amigos y familiares, todos los que quedamos aquí sin ti. Todos te recordaremos como eras: inteligente, amable, sensible, como lo demuestra tu larga afición por la música, siempre dispuesto a hacer algo por lo demás. Papá, tu dolorosa muerte no es un final, es un tránsito a una mansión amplia y acogedora -la de nuestro padre celestial- una vida más plena y feliz; así nos lo asegura nuestra fe cristiana.

Adiós papá.

Lima, domingo 4 de septiembre 2005

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola Alejandro:

No sabia q tu Papi se habia marchado, realmente, lo siento mucho.

Un abrazo,

Ruthie.