viernes, febrero 03, 2006

SER FELICES

¿Es posible ser feliz, aquí en Lima, ahora, en este siglo?

Esta pregunta se la planteó hace muchos años Pablo Macera (felices cincuentas). Para el intelectual, en el Perú, sólo los cretinos pueden alcanzar ese estado.

¿Y ahora qué dirá el maestro? Probablemente que para alcanzar la gloria es necesario tener una curul en la bancada del poder.

Qué es lo que dice la ciencia, esta nueva diosa del Delfos cibernético y globalizado de hoy, sobre ese estado que todos buscamos y no siempre logramos. Pues lo primero que dice es que la noción de felicidad es científicamente imposible de concretar, significa muchas cosas para mucha gente; sin embargo posee la felicidad tres elementos concretos que sí son científicamente medibles y que además en la construcción de los mismos podemos intervenir directamente. Uno de estos componentes es la vida placentera, emociones positivas: risas, sonrisas, estar de buen humor, que es un poco la fórmula de Hollywood tan difundida como ligera o aparente. Este primer elemento de la ecuación de la felicidad se puede medir preparando unos cuestionarios validados psicométricamente. Los otros dos elementos son más profundos y requieren de un mayor desarrollo interior, aunque también se pueden medir en los laboratorios.

Yo he sentido algo de eso cuando soy o trato de ser optimista, creo que siempre he tratado de ser optimista porque veo que las personas optimistas se enfrentan y ponderan mejor todas las situaciones y eso porque antes de tomar sus decisiones sopesan tanto los aspectos positivos como los negativos, mientras que los pesimistas, que son el 90 % de limeños, sólo ven los aspectos negativos.

En el excelente programa científico REDES se trato el tema de la felicidad y se mostró que ahora los sicólogos están convencidos de que el poder reparador del optimismo ante la adversidad es independiente de la edad, del sexo, de la inteligencia, el nivel de formación o los recursos económicos y afirman que la confianza en uno mismo, la interpretación positiva de los sucesos y sobretodo la esperanza nos protegen de los efectos nocivos de los infortunios.

O sea que ahora se estudia los rasgos del carácter que ayudan a las personas a sentirse bien. Se investigan los ingredientes de las mentes saludables. Los científicos de la mente del nuevo milenio no sólo se preocuparan por corregir lo peor de la condición humana también se dedicarán a identificar y a promover lo mejor. Y parece que no se trata de reinventar nada. En el ser humano están presente mucho, yo diría todos, de los mecanismos que contribuyen al bienestar , sólo se trata de aprender de lo que hace la gente sana para hacer de eso algo más científico.

¿Qué sucede en nuestro cerebro cuando nos sentimos felices?
El secreto parece estar en una hormonas llamadas endorfinas. Las endorfinas son hormonas pectídicas producidas en nuestro cerebro, en concreto se segregan en la glándula pituitaria y en el hipotálamo, se podría decir que son la morfina de nuestro cuerpo ya que producen analgesia y sensación de bienestar, además influyen en la producción y acción de otras muchas hormonas. Están implicadas en la sensación de hambre, en la producción de hormonas sexuales y en el estado de nuestro sistema inmune. Aún no se sabe muy bien cómo funcionan, lo que es seguro es que forman parte de las vías de recompensa del cerebro y estimulan la producción de dopamina. Nuestro cerebro produce endorfinas en respuestas a las sensaciones agradables: escuchar música, comer algo sabroso, hacer el amor, y miles de sensaciones imaginables nos producen una sensación de bienestar moduladas por las endorfinas. También las encontramos al reír y al hacer ejercicio físico y curiosamente al contacto con sustancias picantes y con los rayos ultravioleta. Básicamente hacer las cosas que nos gustan hacen que produzcamos endorfinas y la acción de las endorfinas hacen que las cosas que hacemos nos resulten agradables.

Creo que ese es uno de los significados de aquel dicho que si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña. O sea; podemos educar a nuestro cerebro en el arte de sentirse bien. Si se quiere activar la secreción de endorfinas lo primero es saber qué nos gusta y una vez que lo sabemos hay que practicarlo. Ejercitar lo que nos hace sentir bien ayuda que nuestro cerebro se vaya volviendo más positivo, al igual que correr todos los días hace que nuestros músculos se desarrollen. Relajarse, tomar el sol, sentirse parte de un todo más grande, hay muchas cosas que hacen que nos sintamos bien y produzcamos estas hormonas. Aunque no podamos decir que las endorfinas constituyan la fórmula exacta de la felicidad cuando sube su producción en el cerebro nos sentimos casi felices. Si conseguimos hacer coincidir una mente positiva y receptiva, en estado de MEDITACIÓN, con los buenos momentos que vivimos nos acercaremos un poco más a la felicidad que se supone es la meta de nuestras vidas.


Noticia 1 EL BENEFICIO DE LA MEDITACIÓN


Científicos del Hospital General de Massachussets han demostrado los beneficios que aporta la meditación. Con tan sólo 40 minutos diarios, el cerebro de las personas que meditan regularmente puede llegar a modificarse.

El estudio se ha basado en la comparación de los cerebros de personas que suelen meditar y de personas que no tienen este hábito. Tras analizar imágenes de resonancia magnética, los científicos han revelado que la meditación está asociada con el aumento del volumen de ciertas regiones del córtex cerebral. Estas zonas están relacionadas con las percepciones sensoriales, y se localizan en el hemisferio derecho, el responsable de mantener la atención.Además, han descubierto que las áreas del cerebro donde se han observado estas diferencias, están también involucradas en la modulación de la respiración y del ritmo cardíaco.Después de este estudio, no queda ninguna duda que la meditación mejora nuestra calidad de vida.